EL ATAQUE DE LOS MONGUERS EMOCIONALES

Hace unas semanas, viajé en avión. Como buen psicólogo metomentodo, estoy al tanto de las interesantes conversaciones que se dan a mi alrededor. En esta ocasión, dos mujeres viajaban juntas, sentadas a mi lado. Una de ellas, se quejaba amargamente de su pareja. Que si esto, que si lo otro, que si lo de más allá…

En un momento dado la conversación dio un giro brutal, y la atribulada Sra dijo: “A estas alturas, después de 15 años, ÉL debería saber lo que quiero, no se entera!”. En el preciso instante que escuché la cantinela, supe ciertamente que este artículo debía ser escrito a fin de liberar a la sociedad de un sufrimiento tan inútil.

Sentí en mi corazón la necesidad de compartir con todxs vosotrxs la existencia de un trastorno que denomino Monguer emocional, que causa dolor, preocupación y más ansiedades que un bolero de Luis Miguel.

Y es que el Monguer emocional está ahí enfrente de nosotros, impasible, mientras nosotros nos desgastamos pidiéndole que cambie. Parece que se resiste a nuestras sugerencias, no quiere mejorar su vida a través de nuestro influjo benefactor. Cuando vemos sus resistencias al cambio solemos preguntarnos: ¿Para qué esta persona nos muestra sus carencias si luego hace caso omiso a las soluciones que tenemos para ella?

A menudo atiendo a personas desesperadas por conflictos y dificultades en sus relaciones y no es raro encontrar que padecemos por nuestros intentos de mejorar a aquellos que amamos, entonces nuestro deseo que el otro alcance la perfección acaba en una especie de dolor de muelas emocional.

¡Cuidado!  Lo que cuento en este post, no va sólo de parejas, puede ser aplicado a cualquier relación en general.

Ser Monguer emocional no tiene nada que ver con la inteligencia ni tampoco con el hecho de ser buena o mala persona. He visto de todo tipo, médicos, ingenieras, enfermeros, albañiles, padres, esposas y filósofos, es un tipo de trastorno muy transversal, puede hallarse en cualquier casa, en cualquier trabajo, en cualquier lugar. Podría aventurarle la categoría de pandémico puesto que allá dónde deposito mis cansados ojos, suelo encontrarme con uno. Mi querido lector o lectora, se andará preguntando ¿Qué es un Monguer emocional? Abre bien los ojos en las próximas líneas porque voy a desvelar la clave diagnóstica:

El Monguer emocional es aquél ser humano que no sabe anticipar nuestros deseos, a pesar de conocernos, ni cayéndole un rayo en la cabeza. Es aquél o aquella que después de mil veces que le has dicho una cosa, continúa sin enterarse.

¿Hay alguno cerca de ti en este momento?

Es algo usual ¿No?, ese hijo adolescente que no se pone a estudiar a sabiendas que le toca, ese marido descuidado que no anota en su mente que te gusta algo, esa novia que no te dice aquello que deseas escuchar desde hace meses, el niño que no se lava los dientes a pesar de tus sermones. Y es que normalmente la persona Monguer resiste a toda indicación que con lógica y sutileza se le da, no reacciona a nuestras indirectas y cuanto más cuidadosamente se le sugiere el cambio, más insiste en su comportamiento inadecuado. Si observas detenidamente a tu alrededor, puedes descubrir a alguno agazapado.

¿Qué pasa si tengo a un Monguer emocional cerca?

Estás bastante jodido/-a. Cuando tienes algún tipo de relación con alguien así, te desgastas razonando, sufres lo indecible hasta llegar a la discusión. Las disputas suelen ser un terrible efecto secundario al deseo del Monguer en permanecer en sus trece cuando, claramente, el mundo sería mejor si adoptara nuestro razonable punto de vista. Conozco personas, que sufren desoladamente intentando algo tan lógico como esperar que “Se dé cuenta por si misma” o “Que le salga de él”, hartos de haber sugerido tantas y tantas veces una misma serie de cosas. Dejadme que os ponga un ejemplo, conocí a una médico que se quejaba acerca de la presión asistencial que sufría en el trabajo. Solía compartir su desespero con su marido y éste con paciencia infinita le recordaba a la doctora que a pesar del estrés al que estaba sometida, debía agradecer que tuviera el trabajo por el que tanto había luchado. Él marido, con sabiduría infinita le decía a la mujer: “No te quejes tanto, querida, DEBERÍAS DISFRUTARLO”. La atormentada Dra, obviamente, se comportaba como una monguer y resolvía la situación sin poder hacer ningún cambio, de modo que su absurda queja se mantuvo inalterable.

La vida del ser humano que sufre al monguer, se convierte en un puro acíbar. Llegando al punto donde el mejor de los sermones, se pierde en el bulevar de los sueños y las intenciones rotas y nos conduce inexorablemente a la amargura.

 

Deje de sufrir

(Visto en la puerta de una Iglesia Evangélica)

Uno de mis objetivos como terapeuta es la de poder ayudar a los seres humanos a sufrir más eficazmente y, para ello, intento reducir al máximo las posibilidades de fuga de energía emocional. Opino, pues, que el verdadero tesoro oculto de las relaciones está en detectar los dos errores lógicos más comunes cuando nos relacionamos con un/-una MONGUER EMOCIONAL, es decir, detectar lo que hacemos que no funciona para dejar de hacerlo de inmediato. A saber:

  1. Pretender convencerlo a través de la argumentación: El Monguer, a pesar de su inteligencia en otras áreas tiene un punto ciego en el tema o temas que te irritan. No se conocen apenas casos en lo que, después de meses de discusiones por un mismo tema, el o la monguer haya hecho grandes cambios. La argumentación, además, suele ir acompañada de una escalada hostil, gritos y mal rollo por causa de la limitación de nuestro interlocutor.
  2. Esperar que el monguer no lo sea: Tras un tiempo de discusiones suele abordarse la cuestión esperando que el otro cambie espontáneamente, reconocerás este momento cuando te descubres a ti usando alguna de estas ideas.
  • Debería salirle de él/ ella…
  • Ya debería saber…
  • Debería entenderme… (o ponerse en mi lugar)

Puede parecer imposible que podamos cavar nuestra propia tumba relacional usando estas dos soluciones sin éxito, pero en mi experiencia de más de dos décadas de Psicoterapia lo veo a diario. Argumentar y pedir cambios está bien, cuando el otro puede comprender lo que pedimos, pero cuando tenemos delante a un ser que carece de este tipo de inteligencia relacional, seguir haciendo aquello que no funciona es una verdadera locura.

La norma número uno cuando una/-o está dentro de un agujero es: -“¡Deja de cavar!!”

Eso hace perentorio que dejemos de hacer aquello que no funciona para tomar conciencia de que así no vamos a resolver estas miserias de la vida. No perdamos la calma, queridos, muy pronto vamos a aprender qué hacer.

Nadie dijo que la vida relacional fuera fácil

Aprender a salir del infortunio no es fácil. Abandonar el camino trillado para adentrarse en el proceloso mar del cambio es tarea de valientes. Requiere coraje y amor. El coraje de enfrentar a la calamidad siendo más eficientes y tomando las riendas de la situación.

  1. Si esa masa orgánica con autonomía de movimientos es un Monguer emocional ¿Por qué sigues tratando a ese ser como si fuera inteligente emocional? ¿Por qué seguir exigiéndole que vuele a nuestra altura epistemólogica cuando está en un estado reptiliano que en vez de volar, le permite sólo reptar?
  2. Si hemos hecho ese diagnóstico, la cuestión verdaderamente vital es: ¿El tema es tan importante como para romper la relación (cualquiera que sea) con está persona? Si no es tan importante, cabría la posibilidad de repensar el hecho de reclamarle ese cambio y pasar a un enfoque más tolerante. Yo qué sé, esas cosas de aceptar al otro, y tal. Ya sabes…
  3. ¿La cosa es importante, pero no crucial? Al reptiliano/-a le suele funcionar el enfoque más directo. Algo tipo: “Llévame al cine a ver tal peli” o “Quiero Eau de Rochas para mi cumple”, nada de cuestiones abiertas como: “Sorpréndeme” o “Habría que recoger”. Al monguer hay que decirle: -Juan, bésame el cuello- o bien -Diana, ponte a hacer los deberes- ¿Se entiende? Cuanto más específico, más posibilidades tenemos de ver el cambio realizado.
  4. Si el tema es tan importante como para romper la relación, ¿A qué esperas para dar el pasaporte inmediato a esa persona? Hacerse cargo de esa decisión puede conllevar cierto dolor, es cierto, pero no deja de ser nuestra responsabilidad hacer algo al respecto y las consultas de los profesionales de la salud están para ayudar en esas cuestiones profundas.

Epílogo

Espero haber contribuido a desvelar los secretos mejor guardados para el éxito de las relaciones. Sin embargo, antes de despedirme quiero compartir una idea que perturba mi corazón. ¿Y si todos fuéramos el Monguer de alguien? ¿Y si somos Monguers en alguna cosa? ¿Puede ser que, como seres humanos, seamos imperfectos?

Quién esté libre de monguerismo que tire la primera piedra, dijo el sabio. Reconozcamos en el monguer ajeno al limitado que llevamos dentro y aprendamos a llevar la existencia y las relaciones con la dignidad del que sabe que de aquí no sale nadie vivo.

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Showing 11 comments
  • Elena

    Buenos días!
    Gracias por el artículo!
    Mi opinión es que hay gente que es mucho más monguer que otras y creo que también tiene mucho que ver la empatía de las personas. Es lo que falta o falla!!
    Gracias
    Un saludo.

  • Mónica

    Sabes de donde viene el término “Monguer”? Quizás no es el más adecuado… En fin, se me quitaron las ganas de terminar el artículo.

  • nyuska

    conoces la alexitimia???

  • Enric

    Al final el cuestionamiento que me queda es ¿ Quién es más monguer, el monguer, o el monguer que sigue al monguer?

  • Mireia Cebrian Guarch

    Me gustó mucho leerlo.
    Me encantó la idea de monger emocional, independientemente de la etimología de la palabra.
    Me sentí plenamente identificada con el artículo.
    Es duro «sufrir» los ataques de celos o/i inseguridad de un monger emocional y a mi vez ser tan monger como para no dejar de intentar justificarme e hacerle «ver» que sus miedos no tienen fundamento. A mí me encantaría ser capaz de no ofenderme, de no reaccionar, de no hartarme. Mi objetivo es superar yo mi mongerismo particular y conseguir decirle de una forma creíble: «Lo siento cariño, no volverá a ocurrir». Mi monger emocional se desestabiliza ante el monger emocional que «es» mi pareja, ante las imaginadas ofensas que esgrime y las pruebas de «mi» alejamient0.
    La travesía por el desierto le dura varios días en los que se manifiesta taciturno y rehúsa cualquier tipo de acercamient, incluso sexual. Al cabo de unos días nos reconciliamos. El tono emocional se recupera y volvemos a nuestras dinámicas habituales. Él desconfiando, y yo confiando que sea el último episodio en esta guerra de los mundos monger.
    Cuando se produzca el próximo choque de mongers intentaré tomarme ese paréntesis para leer y salir con las amigas. Dejaré que su monger gane a mi monger. Me rindo.
    Gracias por el artículo! Molt aclaridor!!!!!!

    • Estefi

      Ánimo Mireia, no estás sola en el mundo monguer.. «semos» legión .X-D

  • Joan Estrada

    Es que ahí está el truco: la gente no está para cumplir tus deseos, si no los suyos. Entender eso ahorra decepciones. Un simple deseo para ti no tiene por qué ser una buena razón para el otro. Si quieres algo, pídelo. Si no te entienden, explícate. Y demuestra que estás dispuesto a conceder y a escuchar.

  • María Chof

    Magnífico. Una obra de arte ❤

  • Juanfra

    Muy bueno el artículo, pero creo que el gran error es pensar que el otro va ha cambiar, uno se puede amoldar a los gustos de su pareja, amigo o familiar, pero nunca esperes que cambie, el que espere eso es el que realmente tiene una monguer emocional.
    Genio y figura hasta la sepultura.
    Por desgracia he pasado 10 años escuchando eso, » no me entiendes» «no te pones en mi lugar» » nunca haces lo que espero de ti». ¿Alguna vez ella se paró ha pensar que esperaba yo o se puso alguna vez en mi lugar?. No, y nunca lo esperé, yo simplemente compartía mi vida con esa persona, a la cual escuchaba, apoyaba y la ayudaba en todos los sentidos, pero nunca se dio cuenta que yo no era su perito faldero.
    Gracias por el artículo, pero recordar que el otro nunca cambia.

    • Victor Amat

      Muchas gracias por leerlo!

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