FLOWJERA
No sé si te pasa, pero a mí la vida me zarandea a menudo. No es como cuando te pasa algo que te parte un rayo, pero a veces me siento como nadando en una piscina llena de mierda. Me refiero a esos momentos de la vida en los que te sientes tocado, pero no hundido del todo, ya sabes qué quiero decir.
Cuando la vida te torpedea así, te sientes muy vulnerable. Es una cosa difícil de manejar, esa sensación, y quisieras que la cosa pase rápido porque todo el mundo a tu alrededor parece que no soporta que tú estés mal y te exige que cambies tu vida, mejores, adelgaces y que trates de molestar lo menos posible.
Cuando la vulnerabilidad consume nuestra energía, nos sobreviene la flojera.
Es una calamidad padecer eso en nuestras carnes, sentir la incertidumbre, el miedo, el dolor. La condenada flojera se convierte muchas veces, tal vez demasiadas, en nuestra compañera de camino. La percibimos como una tremenda mochila con la que cargamos en el Camino de Santiago de la vida. Aceptemos, pues, esta premisa si no queremos angustiarnos,
La vida es aquello que pasa entre agobio y agobio.
Cuando las asperezas de la vida se presentan, se nos ocurren una legión de recursos que no siempre nos ayudan a tirar adelante. Cuando zozobramos y hacemos aguas, solemos hacer bastante el tonto y dejamos de surcar el mar de la vida con la elegancia y paso grácil que una buena vida requiere.
Este post está escrito para arrojar un poco de luz en las tinieblas de la cotidianeidad dificultosa, cuando la vida va bien no me hagas nunca caso. Sin embargo, cuando van mal dadas, me gustaría acompañarte mientras afrontas tus miserias con dignidad, puesto que:
En la dignidad radica la clave de una vida bien vivida.
INTENTA BAILAR, MALDITO
Para bailar con la vida, intentamos distraer el malestar como si pudiéramos olvidarnos de él, y con esa intención hacemos mil cosas con resultados dispares. Hay gente que logra bailar un buen tango con su existencia, por supuesto. Ese tipo de seres tan afortunados, logran poner su atención en otras cosas en lugar de pensar en sus penas y, benditos ellos, logran pasar el trago. No hay que olvidar el poder de las sustancias que ingieren otros para distraer el mal rollo, el abuso de alcohol, medicación y otras drogas siempre pueden estar ahí para ayudarnos a sobrellevar los laberintos de la vida. Gente hay que de manera afortunada, se emborracha lo justo y le sienta bien. No conozco muchos de esos, pero alguno habrá. Atraparnos en las pantallitas también es una buena manera de entretener y evitar surfear la pestilencia de la cotidianeidad aunque seguro que algunas personas usan las pantallas para bien.
Evitar afrontar las dificultades, dejar de hacer las cosas, excusarte y encerrarte también es una ocurrencia magnífica para sobrellevar las crisis, claro que sí. Lo mismo que caer en el oscuro placer de la lamentación y proclamarla a los cuatro vientos suele ser otra manera subhumana de sintonizarse con el deseo de sobrevivir que seguramente algunos practican con cierto éxito. Lo que ocurre, es que en mi experiencia, veo pocos que luzcan su flojera con dignidad. Así pues, resumiendo, la gente hace cosas bastante ineficaces y poco glamourosas como las anteriormente citadas para ir tirando.
Te digo una cosa, hacer todo eso, te permite seguir viviendo una existencia gris y anodina. ¡Bah, si haces todavía todas esas cosas para seguir adelante no eres nada digno llevando tu flojera!
El mensaje radical que el presente artículo conlleva es el de dejar de distraer la flojera. Sobre todo si te das cuenta de que todos esos intentos de solución son infructuosos. Recuerda que la locura no es más que hacer siempre lo mismo y esperar un resultado diferente. Estás fatal de la cabeza si piensas que no sentir tu flojera o evitar vivir las asperezas de la vida, te va a ayudar.
FLOWJERA
Cuando las cosas que nos suceden zarandean fuertemente a nuestro barco y sobreviene la flojera, es el momento de atarse los machos. ¿Alguien piensa que la corredora de maratón se siente alegre en el kilómetro cuarenta? ¿Puede un escritor escribir un libro sin un ápice de atasco? ¿Nunca siente duda una buena cirujana?
Cualquier gesta, y la vida es una de ellas, viene acompañada de la duda, del cansancio y del hastío. Por supuesto que hay cosas buenas en la vida, pero hoy no hablamos de ellas.
El más humilde de los logros puede dañarnos en la propia estima y como decíamos más arriba, solo hay una manera digna de pasar por los umbrales oscuros de la existencia: La FloWjera.
Aprender esta lección es importante para la tranquilidad futura, los avatares de la vida nos acechan a la vuelta de la esquina, y a pesar de ello hay que seguir jugando la partida. En cierta ocasión, uno de mis mejores amigos, sentía el dolor profundo de la muerte de su padre, al que estaba muy unido. Hablábamos cuando teníamos ocasión y yo quería acompañarle en su profundo malestar. Un día, le pregunté: “¿Cómo estás?” y él, con la voz entrecortada me dijo –Bien, porque estoy mal-. Ésa es una de las máximas expresiones de la flowjera, tener la capacidad de reconocer lo que se siente y llevarlo con gran dignidad en el afrontamiento de las demás situaciones. Trabajar o realizar cualquier actividad con sufrimiento, dolor, con miedo, o con quién sabe qué malestar es saber vivir con flowjera. Tener el flow del sufrimiento, sin evitarlo, sin distraerlo ni mucho menos positivizarlo. La vida duele, como a veces el amor, y aun así hay que amar y hay que vivir.
Así pues bienvenida la flowjera, ese nuevo recurso para arrastrar las piernas hasta que la mierda pasa, hasta que sale el sol de nuevo.
¿CÓMO PONER LA FLOWJERA EN ACCIÓN?
Cuando hablamos de conceptos emocionales o psicológicos no es fácil hacerlos operativos. ¿Cuántas veces hemos escuchado aquello tan manido de “la teoría ya me la sé”? Creo que el verdadero arte de la psicoterapia se muestra en la capacidad de hacer sencillos los conceptos más complicados y lograr que las personas pongan en práctica nuevas maneras de funcionar. Una vez, mientras preparaba un curso, le pregunté a un psicólogo muy reputado como se sabía si alguien había cambiado su mente, y él me respondió con un contundente: “Porque hace algo diferente”. De modo que voy a sugerir una de mis bien amadas estrategias en 5 pasos:
- Estás flojo/-a, reconócelo. La vida te está puteando y no te consuela saber que no eres a la única persona que le pasa.
- No eres M. Rajoy: Evitar los problemas no los está haciendo desaparecer.
- Distraer el malestar con movidas raras, sustancias y Netflix, es evitar pasar por el camino que hay que pasar sí o sí.
- Siente el flow del Via Crucis que te ha tocado vivir.
- Desarrolla tu flowjera y déjate de chorradas, haz lo que se ha de hacer, jodida o jodido pero hazlo, por la gloria de mi madre.
Nadie dijo que el objetivo de la vida era tener buen rollo todo el rato. Ese es un invento yankee para sacarnos la pasta vendiéndonos chorradas.
La flowjera nos enseña que el más digno de los caminos es el de arrastrar la propia cruz hasta el final del viaje.
Flowjea, luce tu cruz con la dignidad del nazareno sevillano y no permitas que nadie se apiade de ti y te ayude a sobrellevarla. Tu cruz es tuya y el sufrimiento te dará una sabiduría que hará de ti alguien mucho más interesante. Recuerda que estás tocado, no estás hundido. Únicamente te hundes cuando no quieres sentir la flojera.
Muy bien contado. Un compendio de TFB aplicada.
Saludos. Suso Combarro
La semana pasada conocí a un paciente así, vino a consulta a por un medicamento para su mujer, no parecia agobiado ni triste pero empezó a enlazar los problemas de salud de su mujer….muchos y graves….despues los suyos….me explicó muchas cosas en poco tiempo, seguía vital pero empezó a cabrearse al recordar algunas respuestas poco apropiadas, incluso insultantes por parte de algunos medicos que se cruzaron en su vida,el como acompañante de sus familiares con problemas de salud… me estremeció el origen de tanto sufrimiento….el y su mujer ya jubilados arrastan penas y problemas de salud desde su primer parto. Un parto dificil, atendido segun su percepcion de manera poco competente, y sintiendo esa madre, su mujer, como falleció su bebe en el canal del parto, de donde solo salió un brazo y esa madre agarró la manita de su bebe y se despidio de él. Al finalizar ese relato evitó emocionarse, me dio la mano y me dijo gracias. Me quedé impactada y admirada, qué manera mas digna de vivir con tanto sufrimiento.
Gràcies! Me l’imprimiré i empaperaré les parets de casa meva.
¿Y si, ves ese hundimiento en una persona y crees saber porqué le ocurre pero al intentar hacerselo ver, acabas tu peor de lo que estabas antes? Esto es, el hundido con apariencia feliz acaba odiandote porque a el no le pasaba nada hasta que alguien se dió cuenta de toda esas heridas profundas y sufrimiento subyacente.
¿Que le recomendarías a la persona que «ha sacado a la luz» todo eso y ahora está en un callejón sin salida?
Gracias