Mi padre nunca pensó que llegaría a ser una persona de provecho.
Ni siquiera cuando, calzado con unos guantes de boxeo me ganaba la vida peleando y dando cursos por todo el mundo. Fui campeón y entrené a verdaderas estrellas. Emprendí a los veinte años con un pequeño gimnasio. Con el tiempo, logré desarrollar una franquicia de clubs de Karate y deportes de contacto llamados Meguro gym y una tienda de equipamiento llamada Shark Boxing Equipment.
Aunque hace más de dos décadas que Meguro Gym Entertainment desapareció, también tuve tiempo de ser policía militar, portero de discoteca y otras cosas peores.
Ahora soy psicólogo, psicoterapeuta y divulgador.
Lo que tienes aquí forma parte de ese legado. Grábate a fuego lo que voy a decirte, nunca reniegues de tu historia.
Me licencié en una Universidad pija y católica. Como puedes imaginar, para esa gente, soy la puta oveja negra de la familia.
Mientras estudiaba allí, me preguntaba cómo lo haría para no cometer los mismos fallos que veía a mi alrededor. Fue una experiencia soporífera.
Profesores caducos y fuera del mercado, gente sin actualización, que llevaban treinta años dando la misma clase. Por no hablar de un montón de rollos académicos que, para un rebelde como yo, no servían de nada.
En una ocasión me preguntaron que tenía previsto hacer, y respondí: “Terapia Breve”, el tutor que llevaba la clase me troleó y, entre las risas de todos, me dijo que era una tontería.
Licenciarme en Psicología y obtener mi acreditación sanitaria, finalmente, fue una liberación.
Para mí, ayudar a las personas es otra cosa.
Pocos años después, junto a otros colegas creamos el primer Postgrado en Terapia Breve en la Universidad de Girona. Más tarde, vino el Master y, la Terapia Breve es tan popular ahora, que me gusta recordar a aquel tutor visionario. Por cierto, ¿qué habrá sido de aquel hombre que ya mientras daba clase ya tenía la mente jubilada?
Aún sigo dirigiendo ese postgrado, aunque lo que me pone es mi proyecto de formación: La escuela PaloBajo.
Una universidad directa, online e híbrida, en la que formo a profesionales que quieren aprender y no necesitan pagar por un cartón firmado por un rey, ni mantener un edificio carísimo, entre otras cosas.